Evita, miss Mary de las masas peronistas
Tuve oportunidad de comprobar esa falsa necesidad durante mi bienio de trabajo docente en escuelas secundarias del gobierno bonaerense, donde debí soportar constantes quejas de directivos escolares, que argüían mi falta de "manejo de grupo" y amenazaban veladamente con enlodar mi legajo profesional con informes en mi contra a sus superiores. Mis superiores sostenían que los adultos éramos responsables de los niños y adolescentes hasta la mayoría de edad de estos últimos, que yo figuraba entre esos adultos y que, si les pasaba algo malo a mis alumnos, cortarían las cabezas de mis superiores y mía. Yo respondía que yo estaba dispuesto a asumir mi cuota de responsabilidad, no toda la responsabilidad, que mis alumnos estaban en segundo o tercer año del secundario, no en salita de tres o segundo grado del primario, que les faltaban a lo sumo tres o cuatro años para su mayoría de edad, que debían aprender a ser responsables por sí mismos y ya tenían edad suficiente para asumir ciertas responsabilidades sin intervención adulta. Pero dirigirme en esos términos a mis superiores y alumnos equivalía a predicar en el desierto. Hace un mes y medio que estoy con licencia psiquiátrica, fruto del lógico desgaste emocional de tan azaroso bienio. Pienso seguir con licencia hasta fin de año. Pausa forzada en una Argentina empecinadamente autodefinida como el país de esas gobernantas que no pienso ser, ni tengo por qué ser. La evolución de una nación no puede ser exclusivamente material. También debe ser mental. Y la Argentina no evolucionará mentalmente mientras la Argentina de las gobernantas no ceda su espacio a la Argentina del autogobierno responsable. |
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