Mal haría yo en tildar de "sarmientina" esa postura mía, incluso en este nuevo aniversario del deceso de don Domingo, cuyo busto, emplazado en el hall principal de mi escuela, no compartiría espacio alguno con una placa de homenaje a mi eventual autoiinmolación en aras de la educación pública, como bien me hacía notar días atrás la auxiliar de dirección de mi escuela. Mal haría yo en tildar de "sarmientina" esa postura mía, pues Sarmiento no sólo fue docente. También fue escritor, periodista, militar, político, diplomático, gobernador, presidente, senador, hijo, cónyuge, padre, hermano, tío, sobrino, suegro, abuelo...
Sarmiento con su nieto Augusto |
Que yo sólo me autoconcibiese como docente no me haría más sarmientino, sino más fundamentalista, como los artífices de los atroces atentados del 11 de septiembre de 2001 contra el Pentágono de Washington D.C.y las Torres Gemelas del neoyorquino World Trade Center, de los cuales hoy se cumplen diez años. Y los fundamentalismos no son una buena opción. Muy caro debió pagar el pueblo argentino su ingenuo fundamentalismo del atroz decenio de 1970, felizmente recusado con posterioridad. Recusar los fundamentalismos puede hacernos más felices. Ese es el mejor homenaje que podemos tributar a Sarmiento y las víctimas del 11-S.
Atentado del 11 de septiembre de 2001 contra el Pentágono de Washington D.C. |
Atentado del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center |
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