Los cigarros de Fidel
Tras haber liberado a Francia de la ocupación nazi, el general Charles de Gaulle, fumador empedernido, decidió liberar su organismo de la nociva presencia tabáquica. Iosif Stalin, alegre tabacófilo durante al menos medio siglo, tomó una decisión similar poco antes de entregar su alma a Marx en 1953.
Charles de Gaulle
Iosif Stalin
El rey Jorge VI de Inglaterra, fumador empedernido, no logró tomar una decisión similar y un cáncer pulmonar se lo llevó tempranamente a la tumba en 1952, a diferencia de su compatriota Winston Churchill, cuyo gusto por los grandes cigarros no le impidió alcanzar alegremente la venerable edad de 91 años. Edades similares alcanzaron los fumadores empedernidos Mao tsé-tung, Josip Broz Tito y Deng Xiaoping y ese amante de los cigarros llamado Sigmund Freud. La tabacofilia de Jorge VI y Churchill parece haber enardecido la férrea tabacofobia del general Bernard Montgomery, con quien Jorge VI y Churchill debieron tratar asiduamente durante el tenso sexenio de la Segunda Guerra Mundial. Mucho parece haber sufrido Montgomery con las vicisitudes de la contienda, aunque también con el humo de los cigarrillos o cigarros encendidos por Jorge VI y Churchill en presencia del sobrio, tabacófobo y antialcohólico Montgomery, cuya tabacofobia y longevidad compartía Francisco Franco, quien no permitía fumar en su presencia, para desesperación de sus ministros fumadores, obligados por el austero Caudillo a mantener prolongadas reuniones de gabinete ante mesas sin ceniceros.
Winston Churchill, vencedor de alemanes, vencido de cigarros
Jorge VI, vencedor de nazis y vencido de cigarrillos
Bernard Montgomery, vencedor de los nazis y de la tentación del tabaco
Mao tsé-tung, Gran Timonel y Gran Fumador
Deng Xiaoping, pequeño de estatura, pero no pequeño fumador El mariscal Tito logró evitar el desmembramiento territorial posteriormente abatido sobre Yugoslavia, pero no las tentaciones del tabaco
A Sigmund Freud le fue difícil lograr que se aceptasen sus teorías. Dejar de fumar le fue imposible.
El tabacófobo y muy católico Francisco Franco era "Caudillo de España por la Gracia de Dios". Fumar en su presencia equivalía a injuriar al Creador.
A Adolf Hitler le gustaban los dulces. A los niños de Berchtesgaden les daba helado y torta. A los niños de Auschwitz les daba pan duro y gas venenoso. No comía carne porque no le gustaba matar animales para comer, aunque no le disgustó matar a su perro para probar las cápsulas de cianuro utilizadas en el suicidio del Führer y su efímera consorte Eva Braun, quien, a diferencia de Hitler, fumaba y bebía alcohol. Tampoco le disgustaba matar judíos, testigos de Jehová, católicos antinazis, gitanos y homosexuales.
Ein Volk, ein Reich, ein Führer... und keine Zigaretten (Un pueblo, un reino, un caudillo... y ningún cigarrillo) A Jean-Paul Sartre el tabaco casi le costó la vida. Según Simone de Beauvoir, Sartre recién renunció definitivamente al tabaco tres años antes de morir, cuando un médico le advirtió enérgicamente que, si no dejaba de fumar, deberían amputarle sucesivamente los dedos gordos de sus pies, sus pies y piernas. Cuando De Beauvoir le preguntó si no le apenaba estar fumando su último cigarrillo, Sartre, que dejó de fumar al día siguiente, contestó que no quería ser cortado en pequeños trozos.
Jean-Paul Sartre, de tabacófilo a tabacófobo
Simone de Beauvoir padeció en carne propia el tabaquismo de Sartre
Los personajes literarios tampoco han ido a la zaga. Imposible olvidar la pipa del gran fumador Sherlock Holmes. Curiosamente, he pasado revista a unas 40 imágenes cinematográficas de un Robert Downey Jr.permisivamente caracterizado como el célebre detective... ¡En ninguna de ellas Holmes aparece con pipa!
Robert Downey Jr.: Holmes sin pipa
Entre los argentinos también ha habido tabacófobos y tabacófilos. Pese a su mala salud, José de San Martín no se privó del tabaco y vivió 72 años, edad desusada en su tiempo. Bartolomé Mitre lo pinta encendiendo un cigarrillo de papel durante su primer cruce de los Andes. Agustín Pérez Pardella lo pinta encendiendo un cigarro prohibido por su médico y picando tabaco para sus pipas en su retiro francés. Caso similar fue el de Ernesto Che Guevara, cuyo asma no le impedía degustar los cigarros cubanos, y, si murió a los 39 años, no fue por culpa del tabaco.
San Martín , tabacófilo y longevo
Che, Guevara, ¿no te hace mal fumar?
Félix Luna, fumador empedernido, nos pinta un Julio Argentino Roca moderado en su consumo de tabaco. Hipólito Yrigoyen no parece haber tenido otro vicio que la media botella de champaña incluida en su almuerzo para facilitar su digestión. Según su biógrafo inglés Simon Collier, Carlos Gardel fumaba empedernidamente, sin por ello estropear su privilegiada voz. Ricardo Balbín no parece haber tenido otro vicio que el cigarrillo. Miguel Bonasso nos pinta un Juan Domingo Perón temeroso de que Isabel le regañe por fumar más de la cuenta. ¿A Pocho lo mató Pucho? No es seguro. Sí es seguro que Pucho mató a Arturo Jauretche, defensor de Pocho, pese a su enfisema y las recomendaciones de su médico, sistemáticamente desatendidas por Jauretche en el bar Castelar, de Córdoba y Esmeralda, fumadero clandestino de don Arturo, según su muy discutible biógrafo Norberto Galasso
"¡Pará de fumar, Falucho!", solía decir a su marido la mujer de Félix Luna. Pero Falucho no le hizo caso
Roca no sólo no se dejó conquistar por el Desierto; tampoco se dejó conquistar por el tabaco El Peludo no fumaba en su Cueva (y tampoco fuera de ella) ¡Cada día fuma mejor!
Perón, Perón, Gran Conductor (y, al parecer, Gran Fumador)
Pucho, gran amigo-enemigo de Jauretche
Balbín intentó reconciliarse con Pocho, pero Pucho le pasó factura, obligándole a pasar por el cirujano pocos años antes de entrar a la inmortalidad
En fin, los ejemplos históricos y ficticios son, como verán, múltiples. Ya es hora de hablar de mí y mi familia. Fui fumador por épocas entre enero de 1989 y abril de 2006, entre mis 18 y mis 36 años. Hasta que un buen médico, a petición mía, me ayudó a dejar el tabaco, que yo había probado en diversas formas (cigarrillo, pipa, cigarro). Un poco me daban miedo mis antecedentes familiares de defunciones y enfermedades atribuibles al tabaco, que no enumeraré porque deseo redondear esta entrada e irme a la cama.
Uds.se preguntarán si soy tabacófilo o tabacófobo. ¿La verdad? Desde que no fumo me siento mejor.
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NO ES CIERTO LO QUE DICES DE QUE HITLER NO COMÍA CARNE, ESO FUE DESMENTIDO HACE RATO POR SUS BIÓGRAFOS, Y NO FUE MÁS QUE UNA MANIOBRA DE SU MINISTRO DE PROPAGANDA GOEBELS. INFÓRMATE ANTES DE PUBLICAR.
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