viernes, 14 de octubre de 2011

¿Ahora Bieber?

En 1983 yo tenía 13 años, y el candidato presidencial radical Raúl Alfonsín devino súbitamente en poderoso despertador de mi conciencia cívica. Yo asistía por entonces a una escuela privada laica, con mayoría de alumnado judeo-ashkenazi de fuertes simpatías por el político chascomusense, que yo compartía, para la afectuosa consternación del impertérrito peronista encarnado en mi padre. Don Raúl tenía entonces 56 años, edad suficiente para ser mi abuelo. Sin embargo, la notoria diferencia etaria no impidió que don Raúl se convirtiera en mi referente. En los diez años subsiguientes, mis sentimientos hacia don Raúl oscilaron entre la admiración incondicional y el odio frenético, extremismo característico del adolescente o adulto joven que era yo en las dos últimas décadas del siglo XX. En 1999, esa desaconsejable desmesura sentimental había dado paso, en el umbral de mi treintena, a una cosmovisión más serena y objetiva, que me permitió solidarizarme por escrito con don Raúl, ya septuagenario y convaleciente de un grave accidente automovilístico.
Don Raúl falleció el 31 de marzo de 2009. Al día siguiente, decidí celebrar mi 39º cumpleaños rindiendo un pequeño homenaje a don Raúl, a quien sigo apreciando pese a llevar mucho tiempo sin votar por su partido (o partidos allegados al radicalismo). Fui a la Cámara Nacional Electoral, con sede en la porteña Avenida Leandro Alem, y me postulé como autoridad de mesa para las elecciones legislativas del anteaño, sin cosechar el éxito cosechado por quien suscribe en 2011, al postularse, ante la Secretaría Electoral, como autoridad de mesa para las elecciones primarias y generales del año en curso. Pocos días después del deceso de don Raúl, deposité un modesto ramillete de flores en la puerta de su edificio de departamentos, posteriormente señalizado por una discreta placa conmemorativa.

Néstor Kirchner ante el féretro de Raúl Alfonsín, en abril de 2009. Dos potencias se saludan, dijo José María Gatica al estrechar la mano de Juan Domingo Perón. ¿Quién hubiera dicho que los siguientes honores presidenciales se tributarían al Pingüino menos de dos años después?

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner junto al átaud de su esposo y predecesor presidencial Néstor Kirchner, fallecido el 27 de octubre de 2010

Foto del recién fallecido Elvio Macchia, marido de Alicia Kirchner y concuñado de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Duele decir que la ministra de Desarrollo Social estrena su viudez casi en el mismo año que su cuñada, dicho sea con el debido respeto por la investidura gubernamental de ambas damas.

Trece años contaba yo en 1983, edad frisada por las ululantes fans de la jovencísima estrella musical canadiense Justin Bieber apostadas en las inmediaciones del hotel porteño destinado a la nueva promesa artística internacional y muy cercano a mi domicilio. Si yo les hubiese dicho que mi referente a su edad era Raúl Alfonsín, esas chicas podrían haberme tomado por loco o pobre de espíritu. Sea como fuere, lamento preguntarme: ¿Del ahora Alfonsín de 1983 hemos pasado al ahora Bieber de 2011, al menos en lo tocante a referentes para adolescentes y adultos jóvenes? Don Raúl debe estar estremeciéndose en su tumba. ¿Se planteará dicha cuestión su hijo Ricardo, que tuvo la desgracia de perder una hija de una edad semejante a la edad  de las fans argentinas de Bieber? Si Amparo Alfonsín tuviera hoy la edad de dichas fans, ¿a qué prestaría mayor atención? ¿A los discursos de campaña de su padre o a Justin Bieber?    

Ahora Alfonsín. Versión utilizada en 1983 con fines de propaganda electoral.



Ahora Alfonsín, versión 2011, no utilizada con fines de propaganda electoral


Raúl y
Ricardo Alfonsín, situados frente a frente ante la tumba de Amparo Alfonsín, hija de Ricardo Alfonsín y nieta de Raúl Alfonsín, trágicamente fallecida en 2004 a la edad de 15 años. 

Justin Bieber en River (12/10/2011)

Fans argentinas de Justin Bieber en River (12/10/2011)

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