Días atrás, Susy Spiegler, culta y agradable persona de mi conocimiento, ascendencia austríaca y buen dominio del idioma alemán, me refería indignadamente el cierre temporario del Instituto Goethe de Buenos Aires, dispuesto por el gobierno porteño e informado en la Web por el célebre difusor de la cultura alemana en la capital argentina. Conozco el Instituto Goethe, pues, a mis 18 años, en el lejanísimo 1988, estudié allí el poco alemán que descifro actualmente. Me llamaba la atención la disposición del gobierno porteño y, ante todo, la falta de cobertura mediática de la cuestión. No la mencionaba La Nación, diario leído en barrios porteños habitados por personas con buen dominio del idioma alemán, como Belgrano R, donde funciona ese otro importante centro difusor de la cultura alemana encarnado en el Colegio Pestalozzi y mencionado por el Instituto Goethe de Buenos Aires en su escueto cibercomunicado sobre la extraña decisión del gobierno porteño. No la mencionaba The Buenos Aires Herald, diario leído en barrios porteños habitados por personas con buen dominio de los idiomas alemán e inglés, como Belgrano R, barrio compartido por el Pestalozzi con una escuela anglófona de reconocida trayectoria como el Belgrano Day School. No la mencionaba la página Web del Argentinisches Tageblatt, supuesto diario oficial de la colectividad germano-argentina. Los medios estaban copados por otros temas, como la crisis griega, los controles de la AFIP a la compraventa de dólares, el incipiente debate parlamentario sobre la despenalización del aborto. Como ex alumno del Instituto Goethe de Buenos Aires, me intrigaba saber qué había pasado con la institución alemana. ¿Qué motivos habría tenido el gobierno porteño para disponer el cierre temporario de una entidad germana con fama de prolija y discreta, si se exceptúan los traviesos alumnos del Instituto Goethe de Buenos Aires emergidos ante mis ojos de sus aulas, una fría tarde de 2006, y portadores de una vistosa bandera alemana enarbolada para celebrar la eliminación argentina del Mundial de Alemania, fruto del triunfo futbolístico alemán sobre futbolistas argentinos estruendosamente reiterado cuatro años después en Sudáfrica?
Hoy logré que Susy me ampliara la información. El gobierno porteño había dispuesto la clausura del Instituto Goethe de Buenos Aires alegando que dicha institución no era lo suficientemente segura. Me pregunto qué habrá inducido a la administración macrista a extraer dicha conclusión. Que yo sepa, ningún jefe de Gobierno le clausuró la Bombonera a Macri durante sus largos años de presidencia de Boca Juniors, caldo de cultivo propicio para factores de perturbación difíciles de imaginar en la pulcra y céntrica sede del Instituto Goethe de Buenos Aires. Seguridad. En alemán, Sicherheit. Yo quisiera saber qué entienden Macri y sus asesores por seguridad. Dudo que sepan traducir esa palabra al alemán. Y por eso no se entiende que hayan tildado de inseguro al Instituto Goethe.
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